[...]Hará unos tres días, no mucho más, el señor le pidió a abraham, padre del muchachito
que llevaba en la espalda el haz de leña, Llevate contigo a tu único hijo, isaac, a quien
tanto quieres, vete a la región de moria, y me lo ofreces en sacrificio sobre unos de los montes que te indicaré. El lector ha leido bien, el señor le ordenó a abraham que le sacrificase a su propio
hijo, con la mayor simplicidad lo hizo, como quien pide un vaso de agua cuando tiene sed, lo que significa que era costumbre suya, y muy arraigada. Lo lógico, lo natural, lo simplemente humano hubiera sido que abraham mandara al señor a la mierda, pero no fue así [...]
Caín - José Saramago.
Ahh, me gusta.. Este tipo la tiene clara.. No importa que te critiquen por tu libro Sara, yo te apoyo !
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si no firmás, hay tabla.